En tu piel

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Estaba entre las sabanas de otro, jugando entre sus piernas, recibiendo sus caricias y solo podía pensar en tí, me preguntaba si asi sabrian tus besos, si así se sentirian tus caricias, estar con él solo fue una excusa para imaginar tu cuerpo desnudo junto al mío, para sentir la piel de un hombre, deseando que fuera la tuya, apiñonada, con el vello delicado y un poco canoso cubriendo tu pecho. Él insistia en hacerme suya, su miembro lo insinuaba, lo pedía a gritos, pero logré detenerlo, él no era tú, y no podía permitirme estar en otro brazos, me intente engañar a mi misma, recobrar esa lujuría, pero mis intentos fueron en vano, por un momento lo logré, alcance a sentir tu respiración sobre mi cuello, oi como susurrabas mi nombre, como me decias cuanto me deseabas en aquel momento, como habias contado el tiempo para estar conmigo. No pude mas, tuve que huir de su juego, ya me había enrredado en el tuyo, en esas confesiones de adolescente, en esos desplantes de lujuría y calentura, en esas niñerias y venganzas a mano propia, hoy por un instante logré estar en tu piel.

Noches de Octubre Pt. II

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Esa silla, la que nos pertenecia, la que nos mantenia en el juego, junto con la cama, el juego entre sus ojos y los mios, su manos y mis pechos, nuestra lujuria compartida y bulliciosa, esa que nos mantenia juntos el uno contra el otro, esa silla que nos permitia seguir en la batalla, el sentado tomandome por la fuerza, sin concentimiento ni pudor, las preguntas quedaron de lado, las palabras, solo nos restaban los gestos, los gemidos, las caricias y rasguños. Él no iba a permitir que todo terminara sin dar batalla, sin esa pausa ligera y fria, un tanto tormentosa, que mantuvo la calentura, el placer, la urgencia por ser suya, por terminar, en esa explosion maquivelica y vulgar que se avecinaba, primero me tomo contra la pared, besando mi cuello, mis senos, ese pequeño abismo entre ellos, donde guardo mis secretos y lascividades, bajando entre mis caderas hasta llegar entre mis piernas, donde se aferro a mi cintura, me levanto y embistio como un animal, donde se apodero de mis instintos e impulsos, para tomar el control, sin dar ordenes, donde el llevaba la pauta de ese obsceno placer que compartiamos; sin darme cuenta ya estaba contra el suelo, mi cabello jugaba con su rostro, alcance a notarlo, su ojos entrecerrados, su mandibula apretada y el cuello expuesto, su respiración habia alcanzado los limites de la inmoralidad y el deseo; mi cuerpo comenzaba vibrar, a descontrolarse, el fuego interno surgia por mi piel, me quemaba por dentro, sentía que pronto estallaría y él también, sus ojos lo delataban, gritaba en silencio, los segundos se tornaron eternos y placenteros, el tiempo se detuvo, mi alma quería escapar, desgarrar mi cuerpo y explotar, mi cadera tenía vida propia, me traiciono valientemente, mientras su cadera se alzaba y su manos viajaron hasta mis senos; comenzó el arrebato y el exceso, mutuo en sincronia, mis rodillas se perdieron entre el ruido, el grito y el placer, una corriente fria recorria mi espalda que subia hasta el cuello y se apoderaba de todo mi cuerpo, y el calor que él me invadia choco, sus manos recorrian mi espalda mi abdomen, apretaban mi pelvis, mientras él inrrumpía dentro de mi, su temperatura continuaba elevandose, su respiración paro, sus ojos se cerraron y sus manos descansaron, al final esa paz, armonia intervenida termino con nosotros, en un beso, que solo dos amantes comparten y callan en la obscuridad, entre gemidos y jadeos y miradas ofensivas. Yo decidi tomar mi ropa, vestirme en silencio, callando mis sentimientos, tome mis tacones, roce su mejilla con mis labios humedos y sali, en silencio.

Carolina

El sexo ya no es suficiente........

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.... y si, resulta que al satisfacer mi capricho con el chofer, despues de unos meses dejo de ser suficiente. Quizà porque yo me sentìa completamente liberada, sexy, sensual... que podia comerme al mundo. Todo el tiempo queria tener sexo, siempre estaba lista, preparada, exitada. PEro el no. Es mentira eso de que los hombres son un ente que piensa con lo que les cuelga entre las patas. Despues de un tiempo pareció dejar de importarle. Simplemente entró en una etapa de Confort, donde él, y solo él, decidió que estabamos bien y que la pasión no era para estar presente todo el tiempo. Sin embargo, le falto un pequeño detalle: mi opiniòn. Asi que Andrès ya no me satisfacía... igual que mi marido. Supongo que necesito otra presa. Si, las mujeres somos de carrera larga, aunque también es cierto que poco engañamos, pero cuando lo hacemos, lo hacemos mejor.....

Necesito un nuevo amante.

Noches de Octubre

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Lo vi, lo note tímido, nervioso, pero seguro, sabía lo quería, eso me excitaba. Sus manos era firmes, fuertes, me di cuenta que todo sería a su modo, esta vez, sería la mujer sumisa, la víctima de su cuerpo y de sus caricias, esta vez, estaba a su merced, atrapada entre sus piernas, entre su pecho y la cama, rodeada de su piel, percibiendo el aroma de su loción entre mezclado con nuestro sudor, con el olor a sexo, a lujuria, comencé a juguetear con su cuerpo, con el vello de su piel, mientras mis manos recorrían el ancho de su espalda, y baje a sus nalgas, redondas, paraditas, en ese momento sentí como su cuerpo comenzaba a vibrar, y su miembro alcanzo todo su esplendor, y ahí fue cuando el comenzó la batalla, parecía un animal salvaje, sus gemidos comenzaron a ser mas fuertes y agitados, al igual que su respiración. Empezó a dirigir la faena, el daba las ordenes y yo las seguía, era excitante sentirme poseída, como un objeto de placer carnal, el dirigía mis movimientos, mis posiciones, descubrí cosas que creí que no era capaz de hacer o decir, y peor aún, cosas por demás sucias, que le encantaban, solo lo veía retorcerse de placer gracias a mis labios, a mi lengua recorriendo desde su ombligo, que bajaba a su pelvis, y subía por todo su miembro, hasta llegar a la cima, mi lengua jugueteaba con la punta, la recorría y rodeaba, con ternura pero pasión, mis labios se apoderaron de el, mientras mi lengua hacia tantas cosas a lo todo largo y ancho, mientras el acariciaba mis brazos, mi espalda, mis nalgas, él perdió el miedo y decidió arriesgarse, tomo firmemente mis senos, los acaricio, apretó, los hizo suyos como ningún otro lo había hecho jamás, yo estaba por demás excitada, mi piel húmeda, mis piernas comenzaban a debilitarse, sentí las ansias de ser penetrada por su miembro, podría decir que era una urgencia, pero también disfrutaba tenerlo en mi boca, oírlo gemir de placer, saber que yo soy la causa, oírlo decirme que lo vuelvo loco, oírlo dándome ordenes, haciéndome todo lo que el desea, sin pedir consentimiento. En ese momento ya no podía mas, y no pensaba quedarme con las ganas, tenía que irme o venirme con él, entonces era momento de tomar mi lugar, no se como llegamos al marco de la puerta, él recargado en la puerta y yo hincada, como una puta a sus pies, dándole placer, entonces lo tome, lo recosté en la cama, no tuvo oportunidad de resistirse, repose mis senos en su pecho mientras cautelosamente me coloque encima de el, ya lo tenia listo, solo faltaba un pequeño esfuerzo suyo, embistió y me robó el aliento, un cosquilleo invadió mi piel, mis entrañas, mi respiración se aceleró, sentía que perdía el control, mientras el se comportaba como un animal, como un verdadero hombre, los dos estábamos por la misma razón, satisfacernos sexualmente, el no buscaba mi placer ni yo el suyo, eso nos convirtió en cómplices, en los mejores amantes, a él no le importaba lo que yo pensara, es más el nunca pensó con la cabeza y jamás se lo pedí, solo nos utilizamos como objetos, lo convertí en mi cena de esa noche y no pensaba dejar sobras, lo tome, lo lleve a un escritorio que estaba en un rincón de la habitación, me recosté en el y lo jale hacia mi, para poder ver su rostro mientras el me hacia suya, seguí acariciando su pechos, lo rodee con mis piernas, lo presionaba contra mi cadera, dándole indicios, el vaivén de su cadera contra la mía, sus manos acariciando mi cintura, mis piernas alrededor de sus glúteos, las pequeñas nalgadas esporádicas lo prendían cada vez mas, ahora el me tomo y sin despegarnos se sentó en una silla junto al escritorio, frente a frente, a centímetros de distancia, sus brazos rodearon mi cintura y mi espalda, me presionaba el ahora, intentaba saciar sus deseos animales y los míos en el camino, un hormigueo invadía mi piel, su cara se tornaba colorada, sus facciones se endurecieron, sentía que se avecinaba una gran explosión mutua, pero él no lo permitiría...

Continuará…

Carolina

Tres lunares

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Estaba yo en la cama, sin reconocerme, o quiza no queria hacerlo, huele a café, a rutina, a desgracia, a una farsa, o mas bien huele a una mala desición, de esas de las que te arrepientes 20 años después y ya no hay vuelta atrás, solo un nuevo comienzo a medias, a escondidas, pero ¿Quién dijo que lo prohibido es malo?, para mi ha sido tan placentero y delicioso, y creo que no solo para mi, oigo el timbre, lentamente me levanto y veo una nota en la puerta, una confesión, una complice, ¿Una amiga?

"Un cuarto a media luz.
Una copa de oporto.
El sillón de piel marrón.
Música a ojos cerrados.
Olor a tabaco... una pipa.


Te miro incansablemente. Cada bocanada de humo, un significado de dos.
La luz de una vela me acompaña y permite entre ver mi espalda semidesnuda.
El olor a tabaco y alcohol me lleva a imaginar tu mirada en la mía.

Estoy descalza y me pongo de pie.
El tabaco se extingue y bebes el último sorbo de oporto.
Me acerco. Lentamente.
Aún no abres los ojos. La música te hipnotiza.

Beso tus labios con apenas un roce.
Sin abrir los ojos, tomas mis caderas y me jalas hacia ti.
Me sientas en tu regazo. De frente.
Quitas mis anteojos y comienzas a besar mis ojos.
Poco a poco avanzas hacia mi boca en donde el beso se torna un tanto apasionado.

Me levanto sin dejar de besarte.
Tomo tu mano, camino un poco, apago la vela y seguimos caminando.

En la habitación, la cama rodeada de velas, tú y yo.
Besas mi espalda semidesnuda y te siento en cada poro de mi piel.
Me acuestas en la cama y tú haces lo mismo... es inevitable.

Acaricias mi piel con suavidad y ternura. Me abrazas. Te enredas.
Poco a poco entras en mi. Te siento. Me sientes.
Tu mirada en la mia. Tres lunares.

Un poco de tabaco, oporto y una pipa...
Anónimo"

A ti...

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En la cama, desnuda, te espere, te vi llegar, con un actitud machista y un tanto simplista, como un niño engreído, uno de esos que se las sabe todas, pero en el fondo de tu mirada note miedo, en el movimiento de tus manos en mis pechos, tembloroso, asustado, a lo mejor, en pánico, eso lo disfruto, no tenias otra opción, desnudarte y aprender, disfrutar y hacerme el amor, que digo el amor, el amor no se hace, al menos yo no te lo hice, no lo inspiras, solo te di sexo, y por el deleite de tus labios, percibí que fue el mejor de tu vida, tú tan solo fuiste uno más, mas bien uno menos, un capricho de mis curvas, de mi piel, de mi ego de mujer, no puede luchar contra eso, te tuve pero tu a mi, no y nunca lo harás.

Carolina

En una habitación pt. II

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Ahí estaba yo, sin miedo, sin reservas, como una mujer deseosa, lo tenía a él, era mi presa, yo la cazadora, esa que nunca fui, esa que ahora soy, disfruto, exijo ser, así sin mas, a jugar, a bailar un tango entre las sabanas. Primero, caminando sin saber nada de él, siquiera su nombre, solo su aroma, su medida, su pasión entretejida con miedo y destreza, no queda mas que deshacerme de su ropa, ágilmente elegida o quizá solo fue la fortuna, después mi lencería, de encaje, negro, pequeña como mi memoria, como mi fidelidad, mostrando mis curvas, haciéndome esa mujer, deseada, acariciada, entregada al placer carnal, a la lujuria. Ya, tómame, no me digas que me amas, no lo haces, no quiero que lo hagas, solo hazme tuya, descúbreme y déjate llevar. Así, recuerda el sabor de mi piel, la silueta de mi cuerpo, el juego de mis labios en tu entrepierna, la miel de mis manos por tu pecho, jugando con el vello de tu piel. Así, sin dejar de jugar. No hay nadie mas aquí, no hay recuerdos, no hay culpas, hazme vibrar, despacio, suave, no pares, sigue, eres el detonador de esta pasión encendida, préndeme, sedúceme, aprópiate de mi cuerpo, de mis caricias y falsedades, de mi vergüenza y sensualidad, aférrate a mis gemidos y suplicas, a mis ordenes sofocantes y excesivas, tírate, desgárrame, afiánzate de mi orgasmo, no pares, sal de tu ventana, no digas palabras de aventura, solo calla, solo dirígete al placer, así, llévame, provócame y no me dejes sin parar, no, no lo hagas. Oh, infringe mi barrera de placer, infringe las reglas, desgasta tus dudas, no pares, así, solo un poco más, solo un poco más. Oh, Oh, mmmmmmm ahhhhhhhhhhhh, ah ah ah.


Carolina

El Rincón Erótico (parte 2)

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...y con mi lengua dibuje varias rutas desde su ombligo hasta sus pezones, que para ese momento ya estaban tan rígidos como los míos. Me segui hasta el cuello y termine besándolo dela forma más sucia que podia. Me sentía atrevida, totalmente caliente, explosiva, sensual, como nunca antes..... como nunca con mi marido.
El mantenia los ojos cerrados, disfrutando, y como un ciego, con las manos, buscaba aumentar mi placer acariciendo mi espalda y regresando una y otra vez a mis senos, los acariciaba frenética y delicadamente a la vez. Aflojé su pantalon y de inmediato introduje mi mano, mientras veía su cara de éxtasis. No se si me prendía mas ver su cara o sentir lo que tenia entre las manos. En un impulso, me deshice de mis jeans y comenzo a tocarme, poco a poco se recostó y me puse sobre él.
Giró su cuerpo y ahora yo estaba deliciosamente atrapada bajo ese cuerpo varonil y ardiente, desesperado por tenerme. Dejó de besarme por un instante, se quedó mirándome fijamente y ocurrió lo que tanto deseaba: en ese momento lo sorprendí, haciendo que me penetrara profundamente. Ahora ambos disfrutábamos mientras que el mundo se perdía afuera.
Se apoyaba con sus brazos en los escalones y comenzé a sentir como sus embestidas se hacian más rápidas. Senti un leve mareo, ese instante donde el resto del mundo desaparece y no importa, donde todo el cuerpo se estremece. Hubo un momento en el que el placer me invadía todos los sentidos.... lo tenía que hacer: grité con todas mis fuerzas, su miembro me penetraba una y otra vez rápidamente aumentando mi placer y màs cuando el decidió introducir su mano en mi entrepierna para hacerme llegar al éxtasis.
Sentí su respiración agitada, vi sus mejillas sonrojadas y unas gotas de sudor caían por su rostro para terminar su trayecto en mi pecho. Era increíble la forma en que eso nos unia.
Durante mucho tiempo nos deseamos, eran ya años los que habìamos estado deseando ese momento. Andrés dejó de verme, cerró los ojos y supe que se había venido. Lo sentí. Un ligero calor que me ardía pero me gustaba. Sin embargo no se salió, en mi estado de placidez, él decidió acariciarme nuevamente: se sentó en un escalón y me puso sobre él, intenté hacer algo, pero el me detuvo las dos manos con una suya y comenzò a lamer mis senos, mis pezones mientras que su otra mano seguía en mi entrepierna. No podía creer lo que sentía.
Andrés verdaderamente sabía complacer a una mujer. No me quedo duda alguna, lo que estaba haciendo no era un error. Cuando terminamos me abrazó un momento. Fue reconfortante sentir su brazo fuerte, musculoso, alrededor de mi. Finalmente, nos vestimos.
Me tomó de la mano y subimos a la recámara principal. A "nuestra" recamara, donde empezaríamos nuestra nueva vida juntos.

En una habitación...

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En ese momento cuando todo quedaba en silencio, la multitud abrio paso, sin dejar rastro, sin hablar, a lo lejos lo vi, y era él, solitario, casi un jugador, un ladrón, él tan solo un amante, mi amante, un hombre pocas palabras, de bajas pasiones, de frío corazón. ¿Cuántas tonterías nos contamos?, ¿Cuántas historia vacias?, no lo se, no importa, quizas era el momento de volar, era el momento de dejar llevarnos. De un instante a otro, me encontraba en sus brazos, arriesgandome en sus labios. Yo, una secustradora, lo tome, a él, al control, no era el momento de pensar, no pedia amor, no pedia compasión, tan solo pedia su cuerpo, su calor junto al mio, encontrarlo en mi cama, desnudo, tan solo para mi, para mis caprichos y apuros. Solo quería utilizarlo, para mis conveniencias, para sentirme condicionada, soez, para sentirme esa mujer, esa clase de mujer encaprichadan con el cuerpo, con el sexo, con la lujuría y en eso me había convertido. No era el momento de dudar, de dar paso atras, era el momento de salir, de intimar y de disfrutar. Él siguio mi juego, sin dudar, sin preguntar, no le deje, es mas no lo permiti, yo habia tomado el control, al igual que tome su ropa, su cuerpo. Llegamos a un departamente desconocido, una vez mas no me importaba, no era razón para preocuparse, la única razón válida en ese momento era el sexo, la pasión, sentirme viva, sentirme mujer. Una vez estando ahí, en su recamara, sabiamos lo que teniamos que hacer, deshacernos de esas limitaciones, despojarnos de tapujos, ropa e ideas triviales. Teníamos que ser nosotros, desafiar a la piel, a los sentimientos. Tan solo teniamos que seducir, y empezar a arriesgarnos.

Continuara...

Carolina

El Rincon Erótico

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Hoy dormí hasta tarde. Después de ducharme, minuciosamente escogí mi lencería. Y así, en una seductora ropa interior, caminé hacia la ventana que daba al jardín; disfrute de la vista unos instantes. Todo en silencio, solo yo y nadie más. Seguro Andrés, el chofer, sintió mi mirada en su espalda, obviamente sabia que era yo. Percibí su curiosidad y turbación, pero siguió limpiando el auto y no volteó. "¡Voltea, maldita sea!", estaba ansiosa porque me viera. Era una pequeña travesura, un alimento para mi ego, quizá. Decidí desaparecer por un momento, cuando regresé a la ventana, Andrés ya estaba dándole la vuelta al coche. Esta vez fue demasiado tarde cuando quizo evadir la mirada. Lo vi unos segundos, fríamente (como si no estuviera semi desnuda) y seguí mi camino muy despacio.
Sin embargo, el no pudo evitar poner cara de sorpresa y desconcierto. En seguida bajo la mirada.... era obvio que se cohibía con mi presencia. -Eso hace mas divertido el coqueteo descarado-. Disfruté durante unos minutos mi provocación, el corazón me latía rápido: tenia una leve exitación que me daba una gran sensación de poder.
Regresé a mi cuarto y me vestí, sin pausas pero sin prisas. Podía haberme asomado por la ventana, pero marque a su celular y lo espié por la ventana, solo para ver su reacción.
-Digame Señora- respondió muy cortés, como siempre.
-Necesito que lleves las cosas de la cajuela al vestíbulo, ten cuidado... las recojo en la puerta.
-Por supuesto Señora- dijo. Y se giró para ver si estaba en la ventana.
Pero mis persianas estaban completamente cerradas.
Tras unos minutos, me dirigí nerviosamente al vestíbulo. Andrés había traido un par de bolsas frente a la puerta, le pedi que regresara por las que faltaban y asi lo hizo. Me supieron a glora los segundos cuando sonrió y me dijo: "Si Señora" y dio la vuelta. Jamás había visto a un hombre que se viera tan sexy con uniforme... simplemente me mataba. Cuando regresó, dejo las bolsas en el suelo y me pregunto con una sonrisa: "¿Necesita algo más... Señora?", mientras me observaba de arriba a abajo con descarada lujuria.
En ese momento, todo me temblaba, mientras le decia:
-Quizá deberias dejar de decirme Señora, después de todo, quizá en un poco tiempo deje de serlo....
Tomé las bolsas con intención de moverlas...
-Permítame-dijo-¿Quiere que las lleve a su recámara?
-En realidad, quisiera otra cosa-. dije llenándome de valor.
ESta vez se puso frente a mi, entre sonriente y coqueto dijo:
-Solo tiene que pedirlo- y sus ojos recorrieron mi cuerpo.
Me le quedé mirando, en realidad no sabia que diablos queria decir, pero me moje los labios intentando hacer tiempo. Nuestra respiración se hizo corta y en un solo instante, todo a mi alrededor desaparecio.
Me tomó por la cintura, me acercó con fuera a su cuerpo y me besó de un modo totalm
ente obseno. Nunca nadie me habia besado asi.
Perdí el aliento mientras su lengua jugaba alrededor de mis labios, lo tomé por los hombres y le di la vuelta para recargarlo en la puerta, ahí ahora fui yo quien lo besó...
Al mismo tiempo, yo misma me frotaba con él, quería mantener el control. Tomé sus manos yla guié por encima de mi cuerpo, una mirada bastó para pedirle que me acariciara ansiosamente. Mientras yo lamía y besaba su cuello, el comenzaba a deshacerse de mi blusa...Por debajo tocó el bra, el mismo que le habia presumido desde la ventana, pero estaba tembloroso...no se decidía. En cambio, eligió introducir sus viriles manos por encima de mi escote, mientras me miraba de una forma totalmente lujuriosa. Esa media sonrisa solo me provocaba la necesidad de que me penetrara en ese mismo instante. Suavemente me empujó hacia las escaleras, sin pensarlo mucho me deshize de la chaqueta y la camisa de Andrés y....

...continuará.
Regina

Sueños

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Agradecemos a Xavy por la impulsiva colaboracion de esta semana.

Sueños

Sueños que esperan ser parte de un algo, que piden despertar con migo y

vivir por ti, por que en la brecha de la realidad vuelan mis fantasías,

alimentando mi angustia, que es amor a ti.

Y la soledad muere de noche, pero como el fénix vuelve con el sol

y sigue de a poco dejándome sin aliento, esperando que un día vengas

y acabes con todo, que me despiertes y cuándo el sol toque mis labios

tu sigas aquí hoy y para siempre permitiendo que el síncope eterno

en el que muero en vida, termine al sentir tu cuerpo junto al mío

y se desvanezca la tristeza no solo con el horizonte, compartiendo así

un destino juntos, saberme tuyo por siempre...que se acabe la noche en mi alma,

que se acabe el dolor, que viva en ti, como tu hoy y siempre vivirás en mi…

Seducido por X@vy ThE M@N

Rimmel

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Esta semana tenemos el agrado de recibir una colaboración encantadora y provocadora de Vodka Ma X.

Rimmel

Los dos sabemos que alguien perderia, que aquello era una quiniela. Creo que, jamás tuve nada mejor. Pegados, con picardía, con el golpe de adrenalina entre tus piernas. Puedes ejercer el placer entre tus manos, en la piscina, colorear el agua. Mentirnos. Sonríes satisfecha.

El impulso cayendo. No importa si estoy dentro o desde afuera, si acaba con todo. Rozas levemente la punta de mis dedos, y en ese preciso instante, sabes exactamente que soy capaz de incluirte en el menú. Cogerte es el sexo amateur, con olor a limón. Tu aliento cortado. Sentada en mi cara, ilusionada y relajada, vanidosa con tu vestimenta pornográfica.

Besarte, sudarte, cogerte, tu rimmel en mi pecho.

Seducido por Vodka Ma X