En una habitación...

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En ese momento cuando todo quedaba en silencio, la multitud abrio paso, sin dejar rastro, sin hablar, a lo lejos lo vi, y era él, solitario, casi un jugador, un ladrón, él tan solo un amante, mi amante, un hombre pocas palabras, de bajas pasiones, de frío corazón. ¿Cuántas tonterías nos contamos?, ¿Cuántas historia vacias?, no lo se, no importa, quizas era el momento de volar, era el momento de dejar llevarnos. De un instante a otro, me encontraba en sus brazos, arriesgandome en sus labios. Yo, una secustradora, lo tome, a él, al control, no era el momento de pensar, no pedia amor, no pedia compasión, tan solo pedia su cuerpo, su calor junto al mio, encontrarlo en mi cama, desnudo, tan solo para mi, para mis caprichos y apuros. Solo quería utilizarlo, para mis conveniencias, para sentirme condicionada, soez, para sentirme esa mujer, esa clase de mujer encaprichadan con el cuerpo, con el sexo, con la lujuría y en eso me había convertido. No era el momento de dudar, de dar paso atras, era el momento de salir, de intimar y de disfrutar. Él siguio mi juego, sin dudar, sin preguntar, no le deje, es mas no lo permiti, yo habia tomado el control, al igual que tome su ropa, su cuerpo. Llegamos a un departamente desconocido, una vez mas no me importaba, no era razón para preocuparse, la única razón válida en ese momento era el sexo, la pasión, sentirme viva, sentirme mujer. Una vez estando ahí, en su recamara, sabiamos lo que teniamos que hacer, deshacernos de esas limitaciones, despojarnos de tapujos, ropa e ideas triviales. Teníamos que ser nosotros, desafiar a la piel, a los sentimientos. Tan solo teniamos que seducir, y empezar a arriesgarnos.

Continuara...

Carolina

El Rincon Erótico

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Hoy dormí hasta tarde. Después de ducharme, minuciosamente escogí mi lencería. Y así, en una seductora ropa interior, caminé hacia la ventana que daba al jardín; disfrute de la vista unos instantes. Todo en silencio, solo yo y nadie más. Seguro Andrés, el chofer, sintió mi mirada en su espalda, obviamente sabia que era yo. Percibí su curiosidad y turbación, pero siguió limpiando el auto y no volteó. "¡Voltea, maldita sea!", estaba ansiosa porque me viera. Era una pequeña travesura, un alimento para mi ego, quizá. Decidí desaparecer por un momento, cuando regresé a la ventana, Andrés ya estaba dándole la vuelta al coche. Esta vez fue demasiado tarde cuando quizo evadir la mirada. Lo vi unos segundos, fríamente (como si no estuviera semi desnuda) y seguí mi camino muy despacio.
Sin embargo, el no pudo evitar poner cara de sorpresa y desconcierto. En seguida bajo la mirada.... era obvio que se cohibía con mi presencia. -Eso hace mas divertido el coqueteo descarado-. Disfruté durante unos minutos mi provocación, el corazón me latía rápido: tenia una leve exitación que me daba una gran sensación de poder.
Regresé a mi cuarto y me vestí, sin pausas pero sin prisas. Podía haberme asomado por la ventana, pero marque a su celular y lo espié por la ventana, solo para ver su reacción.
-Digame Señora- respondió muy cortés, como siempre.
-Necesito que lleves las cosas de la cajuela al vestíbulo, ten cuidado... las recojo en la puerta.
-Por supuesto Señora- dijo. Y se giró para ver si estaba en la ventana.
Pero mis persianas estaban completamente cerradas.
Tras unos minutos, me dirigí nerviosamente al vestíbulo. Andrés había traido un par de bolsas frente a la puerta, le pedi que regresara por las que faltaban y asi lo hizo. Me supieron a glora los segundos cuando sonrió y me dijo: "Si Señora" y dio la vuelta. Jamás había visto a un hombre que se viera tan sexy con uniforme... simplemente me mataba. Cuando regresó, dejo las bolsas en el suelo y me pregunto con una sonrisa: "¿Necesita algo más... Señora?", mientras me observaba de arriba a abajo con descarada lujuria.
En ese momento, todo me temblaba, mientras le decia:
-Quizá deberias dejar de decirme Señora, después de todo, quizá en un poco tiempo deje de serlo....
Tomé las bolsas con intención de moverlas...
-Permítame-dijo-¿Quiere que las lleve a su recámara?
-En realidad, quisiera otra cosa-. dije llenándome de valor.
ESta vez se puso frente a mi, entre sonriente y coqueto dijo:
-Solo tiene que pedirlo- y sus ojos recorrieron mi cuerpo.
Me le quedé mirando, en realidad no sabia que diablos queria decir, pero me moje los labios intentando hacer tiempo. Nuestra respiración se hizo corta y en un solo instante, todo a mi alrededor desaparecio.
Me tomó por la cintura, me acercó con fuera a su cuerpo y me besó de un modo totalm
ente obseno. Nunca nadie me habia besado asi.
Perdí el aliento mientras su lengua jugaba alrededor de mis labios, lo tomé por los hombres y le di la vuelta para recargarlo en la puerta, ahí ahora fui yo quien lo besó...
Al mismo tiempo, yo misma me frotaba con él, quería mantener el control. Tomé sus manos yla guié por encima de mi cuerpo, una mirada bastó para pedirle que me acariciara ansiosamente. Mientras yo lamía y besaba su cuello, el comenzaba a deshacerse de mi blusa...Por debajo tocó el bra, el mismo que le habia presumido desde la ventana, pero estaba tembloroso...no se decidía. En cambio, eligió introducir sus viriles manos por encima de mi escote, mientras me miraba de una forma totalmente lujuriosa. Esa media sonrisa solo me provocaba la necesidad de que me penetrara en ese mismo instante. Suavemente me empujó hacia las escaleras, sin pensarlo mucho me deshize de la chaqueta y la camisa de Andrés y....

...continuará.
Regina