Al llegar al mismo restaurante de todas las semanas, me dispuse a comenzar la busqueda de un amante. Comence a observar a mi alrededor, vi hombres de 50 bastante atractivos a la vista, jovenes entre 25 y 30 años, hombres mayores, un extenso catálogo de hombres.
Comenzó el juego de la coqueteria y seduccion, donde hay momentos para disfrazarse de ladrón, de victima, de victimario, de angel o de diablo, de débil, a veces fortalecer, saber jugar entre el poder y la debilidad, encontrar el modo para caer en sus garras, sin estar presa. Es adoptar un estilo propio.
Encontrar al hombre adecuado, no es una tarea fácil, buscar caballerosidad, encanto, aaventura, riesgo, pero para una mujer como yo, no hay tarea imposible.
Carolina